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Cretinismo digital

“Las propiedades adictivas de las nuevas tecnologías no son meras casualidades, sino características de diseño cuidadosamente concebidas”.

Cal Newport, Minimalismo digital. En defensa de la atención en un mundo ruidoso, Paidos, Barcelona, 2021, p. 34


1- Las primeras muestras de cretinismo se dieron con el surgimiento del televisor, al que llegó a llamarse la «caja boba», al que millones de seres humanos nos conectamos durante horas para ver imágenes y sonidos.

Pero el apogeo de la televisión, sobre todo durante la segunda mitad del siglo XX, con todo y lo cretinizante que pudiera ser, tenía una diferencia con las pantallas de hoy: su omnipresencia era distante, estaba lejos y separado del espectador, porque este no podía llevar consigo siempre y a toda hora una pantalla de televisión.

Eso significaba que se prendía, se veían muchas horas de televisión y al final se apagaba y el televidente se iba a dormir o hacer otras cosas, pero no cargaba consigo el televisor.

El segundo momento en la emergencia del cretinismo digital se produjo con la difusión del computador portátil (el PC) y su generalización en la década de 1990 en gran parte del planeta urbano.

Este recién inventado “ídolo de silicio” pronto se convirtió en un nuevo fetiche que, aunque en principio no sustituyó a la televisión, si permitió que sus usuarios estuvieran conectados a una pantalla durante más tiempo y fuera de la casa (la sede normal de la televisión) y la estuvieran observando en el lugar de trabajo y, eventualmente, en viajes en avión, en tren o en metro.

El PC mantenía limitaciones para una digitalización absoluta, en la medida en que a pesar de ser más pequeño que el televisor y ser portable seguía siendo bastante grande para ser cargado de manera permanente y llevarlo pegado al cuerpo. Con el PC se dio un paso más hacia la cretinización, puesto que permitió ampliar el radio de acción de las pantallas, mucho más allá de la esfera reducida del hogar y del mundo doméstico.

Aumentó más la individualización y el atomismo social que genera la televisión, debido a que empezó a asociarse con una persona en particular, con un sello de propiedad individual. Esto se hizo más palpable con la generalización de internet a finales de la década de 1990.

Esto le concedió una autonomía que jamás tenía la televisión y aumento el tiempo de exposición de ciertos sectores de la sociedad a las pantallas, puesto que en esa época todavía se seguía vinculado a una pantalla, la del televisor, en la casa, a lo cual había que sumarle que se veía constantemente otra pantalla, la del PC, o la del computador de escritorio.

Más tiempo consagrado a las pantallas, lo que significaba más distanciamiento del mundo real.

En estas condiciones, el cretinismo digital se expande, porque ahora quienes están conectados a sus PC ya no tienen tiempo ni intención de relacionarse con amigos y familiares, salvo que se puedan conectar con ellos a través de internet.

De todas maneras, aún en este momento, el cretinismo estaba circunscrito a ciertos sectores de la sociedad, relativamente minoritarios a nivel mundial, puesto que ni el PC ni el internet habían alcanzado una difusión universal y, por su costo, no podía ser adquirido por cualquier persona.

El invento que posibilitó la universalización del cretinismo digital fue el del smartphone en 2007. El teléfono celular que había sido inventado en la década de 1970, y cuyo primer ejemplar se vendió en 1984, era pesado, engorroso y tenía un alto precio. Era el modelo Motorola y valía 4000 dólares y del cual se vendieron en su primer año 300 mil unidades. Era un artículo de lujo y de ostentación, pero fue un paso decisivo hacia la cretinización digital.

 Durante dos décadas el celular era un teléfono portátil que, en la medida en que se abarataban sus costos, se fue difundiendo entre diversos sectores de la sociedad, y se utilizaba para hablar ‒lo cual parecía puerilmente lógico, porque para eso se supone que se inventaron los teléfonos‒, pero significó un cambio fundamental con respecto al teléfono fijo, por varias razones: el usuario lo podía cargar en una maleta, en el bolsillo o en otras partes del cuerpo, podía recibir una llamada o hacer alguna en cualquier momento sin estar en un sitio fijo, separaba el uso de la idea de servicio público y se empezaba a entronizar la imagen de que la comunicación telefónica no era cuestión de una familia ‒a lo que estuvo asociado siempre el teléfono fijo, porque recuérdese que se llamaba a un número en el que podía contestar cualquier miembro de la familia‒ sino un asunto personal, y por ende cada uno, el que pudiera comprarse un teléfono móvil, tendría el suyo propio.

Este fue un gran avance del capitalismo realmente existente (el neoliberalismo), con su lógica privatizadora, y por eso no es una coincidencia, que la destrucción de las empresas públicas de comunicación nacionales haya sido una política sistemática para imponer el uso generalizado del teléfono celular.

Este fue un paso trascendental hacia la cretinización digital, pero esta no estaba plenamente enquistada en el tejido social ni en la sique de gran parte de los seres humanos, porque por el teléfono simplemente se seguía hablando, aunque mucho tiempo, más del habitual, pero no se hacía nada distinto, porque no se podía, debido a las características técnicas del artefacto.

Y aunque se le fueron agregando servicios, como recibir mensajes y chatear, según se fuera pasado de una generación de celulares a otras, el salto cualitativo que dio paso al cretinismo digital generalizado fue la invención del IPhone, anunciado en público y con bombos y platillos por Steve Jobs en 2007.

 La novedad del IPhone, que abrió la puerta a la generalización del cretinismo digital, consiste en que integro en un mismo artefacto tareas que antes estaban separadas: enviar mensajes, chatear, enviar videos, conectarse en forma directa con otras personas a cualquier hora, bajar películas y música y, lo que cada vez es menos importante y poco frecuente, hablar.

 Es decir, el IPhone es un teléfono con el que pueden hacerse muchas cosas y cada vez se utiliza menos para hablar. Este artefacto funciona porque está vinculado a internet y por su pantalla táctil. El invento del IPhone dio paso a la comunicación permanente, las 24 horas del día.

Lo que antes eran prácticas circunstanciales, fugaces y efímeras (recibir y hacer llamadas por teléfono) o algo más duraderas en un día común y corriente (ver televisión, escuchar música) se convirtieron en obsesiones comunicativas de tiempo completo.

Con el IPhone, el smartphone aclamada como el teléfono inteligente, se concentró en un pequeño artefacto ‒devenido en un fetiche tecnológico, frente al cual los tótems e imágenes religiosos parecen juego de niños‒ un conjunto variado de actividades, generalmente consideradas como parte del ocio y del tiempo libre, escuchar música, ver un video, enviar un mensaje, hacer una llamada…

Eso antes formaba parte del tiempo externo, por decirlo así, del individuo, distinto al estudio o al trabajo. Ese tiempo externo que antes podría considerarse como el tiempo de la vida (diferente al tiempo laboral) ahora se ha hecho dominante y envuelve todo y ha sido, es lo más importante, sometido a la lógica mercantil, convertido en un negocio.

La mercancía se ha apoderado de la vida privada e íntima de las personas, con su consentimiento como si fuera expresión de libertad y autonomía. El uso del IPhone ha convertido a la gran mayoría de sus usuarios en consumidores compulsivos y enfermizos que devoran lo que se les ofrece a través de la pequeña pantalla, con la que se da la impresión de tener el mundo al alcance de un dedo y esto se ha encubierto con la ideología, impulsada por las grandes empresas de Silicon Valley y sus gurús mediáticos, de la necesidad de estar conectado de manera permanente, so pena de quedar fuera del mundo.

De esta forma, se ha colonizado el tiempo de la vida por parte del reino mercantil y hay que mantener pegado a la diminuta pantalla a cada usuario como si eso fuera el aspecto principal y único de la vida de los seres humanos. Esa dependencia originó una nueva patología: el cretinismo digital.

 2- Lo acontecido en los dos últimos años con la difusión mundial del Covid-19, una verdadera pandemia del capital, ha venido aparejada por otra pandemia, aún más catastrófica y permanente: el cretinismo digital. Sin embargo, este Síndrome de la Estupidez Informática [SEI] ni se menciona, porque se ha convertido en algo normal y cotidiano.

De la misma manera que el coronavirus, el cretinismo digital ha infectado de manera generalizada a gran parte de la población mundial, con la diferencia de que no se le considera un problema de salud pública sino una bendición divina. Sin importar el origen étnico, la clase, la edad, el sexo, la nacionalidad, la religión, las convicciones políticas el cretinismo digital es una terrible epidemia que, para completar, no es vista como una enfermedad.

No surgió con la Covid-19 ni mucho menos, es anterior en sentido estricto, pero la difusión del coronavirus y las medidas de confinamiento y aislamiento social que se implementaron en el mundo entero para combatirlo crearon las condiciones epidemiológicas complementarias para que se expandiera a niveles sin precedentes.

No se ha necesitado de mucho tiempo para sufrir a vasta escala el cretinismo digital. Y no es una exageración hablar de cretinismo, si se recuerda que este padecimiento se manifiesta en que quienes lo sufren viven ensimismados, deformes y sombríos, sus mentes dan la impresión de estar vacías, no tienen ningún contacto social y solamente dan muestras de su existencia cuando de sus caras salen unas sonrisas casi inexpresivas.

En el año de 1788, el explorador Thomas Martyn registraba de esta forma el cretinismo de los habitantes de algunas regiones alpinas de Francia: «Su cuerpo se asemeja al de un enano, parecen deformes y sombríos, sus mentes vacías de toda actividad. Su sonrisa sólo indica que el cretino es un animal viviente».

Cuando hoy se habla de cretinismo digital resulta notable como reaparecen estos síntomas del cretinismo en su versión digital. Esa noción, por extensión, se entiende como estupidez, bobería, estulticia, ineptitud, idiotez.

El cretinismo digital tiene unos síntomas que pueden ser fácilmente detectados y enumeramos esquemáticamente:

Quien lo padece anda pegado día y noche a la pantalla del celular, sin parpadear, sin pasar saliva, uno de sus dedos, preferentemente el pulgar, se mueve maquinal y mecánicamente sobre la pantalla, compulsivamente espicha unas teclas o desliza el pulgar por la pantalla de arriba abajo. No mira, ni ve, ni siente nada de lo que discurre a su alrededor.

Cuando el cretino digital camina lo hace en una postura que niega el carácter erguido de nuestra fase evolutiva y parece mirando al suelo cuando observa la pantalla, no importa si se estrella con alguien o con algo.

El cretino digital habla mientras camina, gesticulando y gritando, como si dialogará consigo mismo. Se asemeja a un títere que se mueve como si alguien lo estuviera moviendo a través de una cuerdas invisibles.

Generalmente, el cretino digital lleva el celular en la mano, como si ese aparatejo fuera una continuación de ese órgano vital, y no puede despegarse del mismo, ni siquiera cuando debe satisfacer sus necesidades fisiológicas.

Si se ve obligado a guardar el móvil por alguna razón externa (trabajar, entrar a una clase, bajarse del bus…), más se demora en meterlo en el bolsillo que en volverlo a sacar, puesto que en promedio el cretino digital consulta su móvil unas 200 veces al día.

Siente una terrible angustia, depresión, deseos de desaparecer de la faz de la tierra ante dos situaciones: una, si se le llegase a olvidar el celular en casa y, dos, si se corta súbitamente la comunicación. En ese caso le sudan las manos y el cuerpo, se enrojece su cara, llega a llorar, sus ojos se brotan como efecto del dolor que le produce la terrible perdida de estar desconectado, así sea por una breve fracción de tiempo. Prefiere que se le muera un ser querido a que se le pierda el celular.

Una de las expresiones más notables del cretinismo digital es la pulsión de la muerte, puesto que el enfermo suele arriesgar la vida por cosas tan estúpidas como tomarse un selfi en el borde de un precipicio, o en el último piso de un rascacielos, o metiendo una mano o parte del cuerpo en la boca de un tigre o un caimán. No importan los riesgos, puesto que el cretino digital quiere figurar de manera inmediata en los registros de las redes antisociales y le basta simplemente con que le escriban “me gusta” para sentir que existe. Otra manifestación de la pulsión de la muerte no tan extrema, más cotidiana, es simplemente atravesar avenidas chateando y sin mirar alrededor o conducir a alta velocidad con el celular pegado al oído.

3- Es un cretino el chofer de un taxi, un autobús, un carro particular que pone en riesgo su propia vida y la de los pasajeros atendiendo al tiempo dos, tres y hasta cuatro artefactos digitales. Y más cretino todavía es cuando alguien, un caso cada vez más raro, le hace el reclamo por su irresponsabilidad, y en forma airada le dice al pasajero que descienda del taxi para que él pueda seguir usando en forma indiscriminada el IPhone y otros artefactos.

Es una cretina la persona que habla, chatea o usa el IPhone al atravesar una gran avenida, sin observar que pasa a su alrededor y sin siquiera contemplar el semáforo. Ese cretinismo ha ocasionado muchas muertes en el mundo. ¡Seguramente, los que mueren de esa forma tan poco gloriosa, seguirán chateando en su “teléfono inteligente” en el más allá, comunicándose con San Pedro, con Alá o con Buda, según fueran sus creencias religiosas!

Es un cretino o cretina el hombre y la mujer que se toma una selfi en un lugar riesgoso, poniendo en peligro su propia existencia, lo que efectivamente ha significado la muerte de miles de personas, la mayor parte de ellas jóvenes.

Son cretinos y cretinas digitales el profesor, el médico, la enfermera, el dentista o cualquier trabajador que de manera compulsiva consulta el celular, aunque este en actividades laborales.

Son cretinas las personas que cuando van a tomar un café o a almorzar en lugar de hablar entre ellos en forma obsesiva consultan sus celulares y se incomunican del resto de mortales.

Una manifestación del cretinismo digital se percibe a diario con el afán de conectarse al wi-fi y de buscar con ansiedad un enchufe en donde recuperar la señal que se ha perdido en un celular, por el agotamiento de su batería.

Algunos cretinos digitales se han suicidado cuando por unas horas dejan de funcionar los smartphones y sienten que el mundo se ha acabado y no vale la pena vivir, sin recibir mensajes basura durante una fracción del día o de la noche.

Son cretinos digitales las parejas que interrumpen sus relaciones sexuales para contestar un mensaje o una llamada a través del celular. También son cretinos aquellos que en forma simultánea tienen relaciones sexuales y miran su celular.

Son cretinos digitales los que duermen junto al móvil, y quienes comienzan el día consultándolo y se acuestan y se duermen contemplándolo.

Son cretinos digitales la mayor parte de los pasajeros de un avión comercial que, pese a las advertencias sobre los riesgos que para la seguridad de un vuelo genera la utilización de artefactos digitales lo hacen con toda la impunidad y complicidad del caso.

Y esos mismos pasajeros muestran su elevado grado de cretinismo cuando ha terminado un viaje aéreo y apenas ha aterrizado el avión y una azafata sugiere que se puede usar el celular y de inmediato como si fuera una orden dada a perros amaestrados, al estilo de los de Paulov, todos desenfundan sus celulares.

Son cretinos digitales los participantes en una charla, una conferencia, un conversatorio, un panel que mientras alguien está hablando allí mismo chatean obsesivamente o hablan sin respetar el uso de la palabra.

Es un cretino o una cretina digital el hombre y la mujer que en un autobús hablan, vociferan, pelean, rompen relaciones sentimentales a grito entero, sin importar quien está allí.

Son cretinos digitales quienes viven pegados a las redes antisociales, mediante las cuales reciben o remiten todo tipo de mensajes, entre ellos falsas noticias (fake news) a las que creen sin pestañear.

En suma, el cretino digital se caracteriza por la pérdida de cualquier sentimiento de autoestima, dignidad y respeto por sí mismo. Lo define la incontinencia digital, ese deseo irresistible de contestar una llamada, un mensaje, de prender el celular, de estar conectado…

Así como la incontinencia urinaria significa la pérdida del control de la vejiga y la incapacidad para controlar la micción, la incontinencia digital implica la incapacidad de controlar el pulgar para responder mecánica y maquinalmente a cualquier mensaje que llega por la pantalla del smartphone.

4- Si se tratan de medir cuantitativamente los efectos del cretinismo digital pueden mencionarse varios datos reveladores.

Primero, en términos ambientales: En los países industrializados nueve de cada diez personas tienen, por lo menos, un celular y allí cada persona gasta cinco horas pegadas al móvil; la huella de carbono generada por los smartphones alcanza el 14% a nivel mundial, cifra impactante si se tiene en cuenta que es superior a la del sistema de transporte; para producir un móvil de 80 gramos se consumen 44,4 kilogramos de recursos naturales y 12 litros de agua limpia; en estas condiciones, si una persona cambia de móvil cada dos años, al cabo de medio siglo habrá gastado una tonelada de recursos del mundo, eso sin contar el gasto de energía ni del transporte; una sola batería del móvil contamina hasta 600.000 litros de agua; cada smartphone produce 95 kilos de CO2 en su vida útil de dos años.

Segundo, en términos mentales y cognitivos: ansiedad incontrolable cuando se olvida el móvil, una verdadera adicción (que llaman nomofobia), similar a la sensación que genera consumir cocaína; un estrés permanente, que se manifiesta en la cantidad de veces que se mira el celular y se contestan o envían mensajes; se producen efectos cognitivos de índole negativa, entre los que sobresalen ansiedad, depresión, falta de atención, déficit de concentración, incapacidad de dedicarse a hacer una sola cosa; uno de los efectos más comunes es el insomnio y la pérdida de sueño por la prolongada exposición a la luminosidad de las pantallas, con los efectos derivados que eso tiene sobre la vida humana.

Tercero, Efectos físicos: la utilización rutinaria de movimientos mecánicos de las manos y los dedos genera dolores, rigideces, aparecen tendinitis e incluso una nueva enfermedad a la que se ha denominado Whatsappitis y que consiste en la parálisis de la mano por el uso prolongada del pulgar en la acción de pulsar el celular; dolor de cuello, por sobrecarga y tensión en los hombros y cuello, debido a la postura forzada de pasar mucho tiempo con el smartphone en las manos, lo cual genera deformidades, incluso en la columna vertebral, y mucho dolor; dolores de cabeza, motivados por las muchas horas de conexión, con sensación de mareo; problemas de visión, al mirar durante mucho tiempo una pequeña pantalla luminosa lo que requiere un gran esfuerzo para los ojos, lo que se llama fatiga visual digital.

Además, las pantallas LED de los dispositivos digitales emiten una luz con elevada proporción de onda corta que produce daño en los ojos y en otras partes del organismo; obesidad digital, esto es el aumento de peso por el sedentarismo permanente.

Para redondear, el celular está asociado a ciertos tipos de cáncer, en la piel, en el cerebro, en diversos órganos del cuerpo, debido a la cantidad de ondas electromagnéticas y de radio a que se ven sometidos quienes lo usan y máxime cuando lo tienen pegado al cuerpo y al oído.

El abuso de la utilización del celular, que lleva a que se manosee de manera incesante y compulsiva, con poca higiene en las manos, es una condición para que allí se alberguen gran cantidad de gérmenes, hasta el punto de que un celular que se ha usado durante un día puede llegar a acumular hasta 10.000 gérmenes por centímetro cuadrado, muchos más que los que se encuentran en un inodoro; incremento de dolores crónicos en las manos, en la espalda, en las muñecas, en el pulgar…

Quinto. Efectos sociales: El cretinismo digital se manifiesta en el individualismo obsesivo, del que son ejemplo el millón de japoneses que se niegan a tener contacto con el mundo exterior y solamente establecen relaciones virtuales y nunca hablan con nadie ni tienen contacto físico con ningún ser humano de carne y hueso.

La soledad, el aislamiento, el deseo frustrante de figuración, el carácter fugaz y artificial de los vínculos virtuales genera perdida de autoestima, desanimo permanente, subvaloración individual y menosprecio por sí mismo al no recibir menajes y respuestas de manera inmediata; otro efecto es la ruptura de vínculos sociales y relaciones personales.

Apatía, desanimo y frustración son algunas de las manifestaciones del cretinismo digital, que evidencian la profusión de comportamientos antisociales, al punto que quienes padecen ese mal no parecen seres humanos sino robots amaestrados.

 En síntesis, el cretinismo digital es una muestra de que los dispositivos digitales tienen efectos múltiples, o más precisamente “afectan a los cuatro pilares básicos de nuestra identidad: el aspecto cognitivo, el aspecto emocional, el aspecto social y la salud”. [M. Desmurget, La fábrica de Cretinos digitales. Los peligros de las pantallas para nuestros hijos, Península, 2020, p. 183].

5- Un importante estudio del neurocientífico francés Michel Desmurget recalca la manera como en el mundo actual se están formando cretinos digitales y se ocupa centralmente de los niños. Pero el cretinismo no solo se ha difundido entre los niños y adolescentes.

No, el cretinismo digital es una enfermedad que recorre todas las edades, adquiriendo un carácter intergeneracional que ninguna otra pandemia ha tenido antes.

Por supuesto, la pandemia empieza desde la tierna infancia, desde el momento en que los padres les suministran un artefacto digital a sus hijos y este es manejado de manera incontrolable por niños y jóvenes. Ese es un instrumento que garantiza el funcionamiento aceitado de la fábrica de cretinos digitales.

Ahora bien, ese cretinismo debe enfrentarse porque no es una fatalidad de la evolución humana o algo por el estilo; es producto del capitalismo realmente existente y sirve a sus propósitos de reducirnos a seres pasivos, consumistas, cultores de la lógica mercantil y dominados por las pantallas.

Esa lucha empieza por recuperar hábitos, costumbres, formas de comportamiento que van en contra del fetichismo digital.

En este sentido e igual que los niños necesitamos palabras, sonrisas y abrazos. Necesitamos recuperar los vínculos sociales y colectivos, desprendernos de los artefactos y usarlos solo cuando sea estrictamente necesario.

En muchos lugares del mundo se está impulsando un minimalismo digital, una forma de combatir el cretinismo y la bulimia digitales.

Ya está quedando claro para muchas personas en diversos lugares del mundo lo que significa el cretinismo digital y por eso han empezado a combatirlo de una manera radical: dejando de usar el teléfono celular lo que, en gran medida, es como resucitar, volver a vivir.

 Claro, no todos están dispuestos a tomar esa medida, pero otra propuesta apunta a impulsar ese minimalismo digital que supone reducir de manera drástica el tiempo de exposición a las pantallas, y en primerísimo lugar a los celulares.

Algunos proponen usar un teléfono de una generación anterior, en el tan solo se pueda telefonear y recibir textos y nada más.

Con una medida tan elemental se disminuiría sustancialmente los factores de riesgo que generan el cretinismo digital.

Y eso supondría dedicarles más tiempo a los hijos, a la familia, a los amigos, a la lectura, a la política, al arte, a caminar, al deporte, todo lo cual es indispensable en la vida humana.

Enfrentar el cretinismo digital es una lucha política y no solo sanitaria, porque supone proponer otro manejo del tiempo, que no se reduzca a la mercantilización de todo lo existente. Es recuperar el tiempo de la colonización mercantil y consagrarlo a razonar, pensar y actuar, porque la lucha por otro mundo requiere mucho tiempo libre.

Afrontar el cretinismo digital no significa desconocer la importancia que han tenido las tecnologías digitales en diversos terrenos, sino renunciar a su absolutismo totalitario que ha invadido los más diversos ámbitos de la vida humana y ha pretendido transformarnos de Homo Sentis en Phono Sapiens.

Se ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.

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El Hombre y la Gente

Libro de José Ortega y Gasset; fue en 1934, en una conferencia dada en Valladolid con el mismo título, cuando por primera vez expuso públicamente su idea de los "usos" como constitutivos de lo social.

He aquí unos breves extractos a efectos de reseña:

... 1º Lo social consiste en acciones o comportamientos humanos -es un hecho de la vida humana-. Pero la vida humana es siempre la de cada cual, es la vida individual o personal y consiste en que el yo que cada cual es se encuentra teniendo que existir en una circustancia -lo que solemos llamar mundo- sin seguridad de existir en el instante inmediato, teniendo siempre que estar haciendo algo -material o mentalmente- para asegurar esa existencia. El conjunto de esos haceres, acciones o comportamientos es nuestra vida. Sólo es, pues, humano en sentido estricto y primario lo que hago yo por mí mismo y en vista de mis propios fines, o lo que es igual, que el hecho humano es un hecho siempre personal. Esto quiere decir:

  a) que sólo es propiamente humano en mí lo que pienso, quiero, siento y ejecuto con mi cuerpo, siendo yo el sujeto creador de ello o lo que es lo mismo, como tal mí mismo, le pasa;

 b) por tanto, sólo es humano mi pensar si pienso algo por mi propia cuenta, percatándome de lo que significa. Sólo es humano lo que al hacerlo lo hago porque tiene para mí un sentido, es decir, lo que entiendo;

   c) en toda acción humana hay, pues, un sujeto de quien emana y que, por lo mismo, es responsable de ella;

  d) consecuencia de lo anterior es que mi humana vida que me pone en relación directa con cuanto me rodea -minerales, vegetales, animales, los otros hombres-, es, por esencia soledad. Mi dolor de muelas sólo a mí me puede doler. El pensamiento que de verdad pienso -y no sólo repito mecánicamente por haberlo oído- tengo que pensármelo yo solo o yo en mi soledad.

Mas el hecho social no es un comportamiento de nuestra vida humana como soledad, sino que aparece en tanto en cuanto estamos en relación con otros hombres. No es, pues, vida humana en sentido estricto y primario;

  2º Es lo social un hecho, no de la vida humana, sino algo que surge en la humana convivencia. Por convivencia entendemos la relación o trato entre dos vidas individuales. Lo que llamamos padres e hijos, amantes, amigos, por ejemplo, son formas del convivir. En ella se trata siempre de que un individuo, como tal -por tanto, un sujeto creador y responsable de sus acciones, que hace lo que hace porque tiene para él un sentido y lo entiende-, actúa sobre otro individuo que tiene los mismos caracteres. El padre, como individuo determinado que es, se dirige a su hijo, que es otro individuo determinado y único también. Los hechos de convivencia no son, pues, por sí mismos hechos sociales. Forman lo que debiera llamarse "compañía o comunicación" -un mundo de relaciones interindividuales.

  Pero analícese toda otra serie de hechos humanos, como el saludo, como la acción del vigilante que nos impide en cierto momento atravesar la calle. En ellos, la acción -dar la mano, el acto de cortar nuestro paso el vigilante- no la hace el hombre porque se le haya ocurrido a él, ni espontáneamente, es decir, siendo él responsable de ella; ni va dirigida a otro hombre por ser tal individuo determinado. Hace el hombre eso sin su original voluntad y a menudo contra su voluntad. Además -en el caso del saludo está bien claro-, lo que hacemos, dar la mano, no lo entendemos, no tiene sentido para nosotros, no sabemos por qué es eso y no otra cosa lo que hay que hacer cuando encontramos un conocido. Estas acciones no tienen, pues, su origen en nosotros: somos de ellas meros ejecutores, como el gramófono canta su disco, como el autómata practica sus movimientos mecánicos.

  ¿Quién es el sujeto originario de quien esas acciones provienen? ¿Por qué las hacemos, ya que no las hacemos ni por nuestra invención ni con nuestra espontánea voluntad? Damos la mano al encontrar un conocido porque eso es lo que se hace. El vigilante detiene nuestro paso, no porque a él se le haya ocurrido ni por cuenta suya, sino porque está mandado así. Pero ¿quien es el sujeto originario y responsable de lo que se hace? La gente, los demás "todos", la colectividad, la sociedad -es decir: Nadie determinado.

  He aquí, pues, acciones que son, por un lado, humanas, pues consisten en comportamientos intelectuales o de conducta específicamente humanos,y que, por otro lado, ni se originan en la persona o individuo ni éste los quiere ni es responsable de ellos y que con frecuencia ni siquiera los entiende.

  Aquellas acciones nuestras que tienen estos caracteres negativos y que ejecutamos a cuenta de un sujeto impersonal, indeterminable, que es "todos" y es "nadie" y que llamamos la gente, la colectividad, la sociedad, son los hechos propiamente sociales, irreductibles a la vida humana individual. Estos hechos aparecen en el ámbito de la convivencia, pero no son hechos de simple convivencia.

  Lo que pensamos o decimos porque se dice; lo que hacemos porque se hace, suele llamarse uso.   

Los hechos sociales constitutivos son usos.

  Los usos son formas de comportamiento humano que el individuo adopta y cumple porque, de una manera u otra, en una u otra medida, no tiene más remedio. Les son impuestos por su contorno de convivencia: por los "demás", por la "gente", por... la sociedad.

...

1º Son acciones que ejecutamos en virtud de una presión social. Esta presión consiste en la anticipación, por nuestra parte, de las represalias "morales" o físicas que nuestro contorno va a ejercer contra nosotros si no nos comportamos así. Los usos son imposiciones mecánicas.

2º Son acciones cuyo precioso contenido, esto es, lo que en ellas hacemos, nos es ininteligible. Los usos son irracionales.

3º Los encontramos como formas de conducta, que son a la vez presiones, fuera de nuestra persona y de toda persona, porque actúan sobre el prójimo lo mismo que sobre nosotros. Los usos son realidades extraindividuales o impersonales.

...

Al seguir los usos nos comportamos como autómatas, vivimos a cuenta de la sociedad o colectividad. Pero ésta no es algo humano ni sobrehumano, sino que actúa exclusivamente mediante el puro mecanismo de los usos, de los cuales nadie es sujeto creador responsable y consciente. Y como la "vida social o colectiva" consiste en los usos, esa vida no es humana, es algo intermedio entre la naturaleza y el hombre, es una casi-naturaleza y, como la naturaleza, irracional, mecánica y brutal. No hay un "alma colectiva". La sociedad, la colectividad es la gran desalmada, ya que es lo humano naturalizado, mecanizado y como mineralizado. Por eso está justificado que a la sociedad se la llame "mundo" social. No es, en efecto, tanto "humanidad" como "elemento inhumano" en que la persona se encuentra.

...

La soledad radical de la vida humana, el ser del hombre, no consiste, pues, en que no haya realmente más que él. Todo lo contrario: hay nada menos que el universo con todo su contenido. Hay, pues, infinitas cosas, pero -¡ahí está!- en medio de ellas el Hombre, en su realidad radical, está solo, solo con ellas y, como entre esas cosas están los otros seres humanos, está solo con ellos.Si no existiese más que un único ser, no podría decirse congruentemente que está solo. La unicidad no tiene nada que ver con la soledad.

...

Conforme vamos tomando posesión de la vida y haciéndonos cargo de ella, averiguamos que, cuando a ella vinimos, los demás se habían ido y que tenemos que vivir nuestro radical vivir... solos, y que en nuestra soledad somos nuestra verdad.

Desde este fondo de soledad radical que es, sin remedio, nuestra vida, emergemos constantemente en un ansia, no menos radical de compañia. Quisiéramos hallar aquel cuya vida se fundiese íntegramente, se interpenetrase con la nuestra, Para ello hacemos los más varios intentos. Uno es la amistad. Pero el supremo entre ellos es lo que llamamos amor. El auténtico amor no es sino el intento de canjear dos soledades.

...

Ya veremos que otro hombre tiene también su aquí -pero ese aquí del Otro no es el mío-. Nuestros "aquís"se excluyen, no son interpenetrables, son distintos, y por eso la perspectiva en que le aparece el mundo es siempre distinta de la mía. Por eso no coinciden suficientemente nuestros mundos. Yo estoy, por de pronto, en el mío y él en el suyo. Nueva causa de soledad radical. No sólo yo estoy fuera del otro hombre, sino que también mi mundo está fuera del suyo: somos, mutuamente, dos "fueras" y por eso somos radicalmente forasteros.

...

El otro Hombre es, pues, esencialmente peligroso, y este carácter que se acusa superlativamente cuando se trata del por completo desconocido, en gradación menguante perdura cuando se nos convierte en Tú y -si hablamos rigorosamente- no desaparece nunca. Todo otro ser humano nos es peligroso, cada cual a su modo y en su peculiar dosis. No olviden ustedes que el niño inocente es uno de los seres más peligrosos: él es el que incendia la casa con una cerilla, el que jugando dispara la escopeta, el que vierte el ácido nítrico en el puchero y, lo más grave de todo, que él mismo se pone en constante peligro de caerse poe el balcón, de romperse la cabeza contra la esquina de la mesa, de tragarse el trenecito con que juega, y con todo ello darnos gravísimo disgusto. Y si a este ser llamamos inocente, es decir, no dañino, calcúlese lo que serán cuantos han perdido la inocencia.

...

Pero veamos. Cuando salimos a la calle, si queremos cruzar de una acera a otra, por lugar que no sea en las esquinas, el guardia de la circulación nos impide el paso. Esta acción, este hecho, este fenómeno, ¿a qué clase pertenece?

Evidentemente, no es un hecho físico. El guardia no nos impide el paso como la roca que intercepta nuestro camino. Es la suya una acción humana, mas por otra parte, se diferencia sobremanera de la acción con que un amigo nos toma por el brazo y nos lleva a un aparte de intimidad. Este hacer de nuestro amigo no sólo es ejecutado por él, sino que nace en él. Se le ha ocurrido a él por tales y tales razones que él ve claras, es responsable de él; y, además, lo refiere a mi individualidad, al amigo inconfundible que le soy.

Y nos preguntamos: ¿quién es el sujeto de esa acción humana que llamamos "prohibir", mandar legalmente? ¿Quién nos prohíbe? ¿Quién nos manda? No es el hombre guardia, ni el hombre alcalde, ni el hombre Jefe de Estado el sujeto de ese hacer que es prohibir, que es mandar. Quien prohíbe y quien manda -decimos- es el Estado. Si prohibir y mandar son acciones humanas (y lo son evidentemente, puesto que no son movimientos físicos, ni reflejos o tropismos zoológicos); si prohibir y mandar son acciones humanas, provendrán de alguien, de un sujeto determinado, de un hombre. ¿Es el Estado un hombre? Evidentemente, no. Y luis XIV padeció una ilusión grave cuando creyó que el Estado era él, tan grave que le costó la cabeza de su nieto. Nunca, ni en el caso de la más extrema autocracia, ha sido un hombre el Estado. Será aquél, a lo sumo, el hombre que ejerce una determinada función del Estado.

Pero entonces, ¿quién es ese Estado que me manda y me impide pasar de acera a acera?

Si hacemos esta pregunta a alguien, se verá cómo ese alguien comienza por abrir los brazos en ademán natatorio -que es el que solemos usar cuando vamos a decir algo muy vago-, y dirá: "El Estado es todo, la sociedad, la colectividad".

...

Ahora bien, lo usual, lo acostumbrado, lo hacemos porque se hace. Pero ¿quien hace lo que se hace? ¡Ah! Pues la gente. Bien, pero ¿quién es la gente? ¡Ah! Pues todos, nadie determinado. Y esto nos lleva a reparar que una enorme porción de nuestras vidas se compone de cosas que hacemos no por gusto, ni inspiración, ni cuenta propia, sino simplemente porque las hace la gente, y como el Estado, antes, la gente ahora nos fuerza a acciones humanas que provienen de ella y no de nosotros.

Pero más todavía: nos comportamos en nuestra vida orientándonos en los pensamientos que tenemos sobre lo que las cosas son. Mas si hacemos balance de esas ideas u opiniones con las cuales y desde las cuales vivimos, hallamos con sorpresa que muchas de ellas -acaso la mayoría- no las hemos pensado nunca por nuestra cuenta, con plena y responsable evidencia de su verdad, sino que las pensamos porque las hemos oído y las decimos porque se dicen. He aquí ese extraño impersonal, el se, que aparece ahora instalado dentro de nosotros, formando parte de nosotros, pensando él ideas que nosotros simplemente pronunciamos.

Bien. Y entonces, ¿quién dice lo que se dice? Sin duda, cada uno de nosotros, pero decimos "lo que decimos" como el guardia nos impide el paso, lo decimos no por cuenta propia, sino por cuenta de ese sujeto imposible de capturar, indeterminado e irresponsable, que es la gente,la sociedad, la colectividad. En la medida que yo pienso y hable, no por propia e individual evidencia, sino repitiendo esto que se dice y que se opina, mi vida deja de ser mía, dejo de ser el personaje individualísimo que soy, y actúo por cuenta de la sociedad: soy un autómata social, estoy socializado.

Libro: Las 36 Estrategias Chinas

Compendio de conocimiento de la naturaleza humana aplicable para situaciones actuales que van desde el campo de batalla hasta la mesa de un consejo de administración.


Estrategias cuando se domina la superioridad.

1-Cruzar el mar confundiendo al cielo.
2-Sitiar el reino de Wei para salvar el reino de Zhao.
3-Matar con un cuchillo prestado.
4-Relajarse mientras el enemigo se agota a sí mismo.
5-Saquear una casa en llamas.
6-Fingir ir hacia el este mientras se ataca por el oeste.


Estrategias de confrontación.
7-Crear algo a partir de nada.
8-Aparentar tomar un camino mientras se entra a hurtadillas por otro.
9-Observar los fuegos que arden al otro lado del río.
10-Ocultar la daga tras una sonrisa.
11-Sacrificar el ciruelo por el melocotonero.
12-Aprovechar la oportunidad para robar una cabra.

Estrategias de ataque.
13-Golpear la hierba para asustar a la serpiente.
14-Levantar un cadáver de entre los muertos.
15-Atraer al tigre fuera de las montañas.
16-Deshacerse del enemigo permitiéndole escapar.
17-Fabricar un ladrillo para obtener jade.
18-Capturar al cabecilla para prender a los bandidos.

Estrategias para situaciones de confusión.
19-Robar la leña de debajo de la caldera.
20-Pescar en aguas turbias.
21-Desprenderse del caparazón de la cigarra.
22-Cerrar la puerta para atrapar al ladrón.
23-Aliarse con un Estado lejano para atacar al Estado vecino.
24-Conseguir un camino seguro para conquistar el reino de Guo.

Estrategias para ganar terreno.
25-Reemplazar las vigas y los pilares con madera podrida.
26-Hacerse el tonto sin dejar de ser listo.
27-Señalar la morera y maldecir el algarrobo.
28-Retirar la escalera después de haber subido.
29-Adornar los árboles con flores falsas.
30-Hacer que el anfitrión y el invitado intercambien sitios.

Estrategias para situaciones desesperadas.
31-Utilizar una mujer para tender una trampa a un hombre.
32-Abrir de par en par las puertas de la ciudad vacía.
33-Dejar que el espía enemigo siembre la discordia en su propiocampo.
34-Hacerse daño a sí mismo para ganarse la confianza del enemigo.
35-Encadenar juntos los buques enemigos.
36-Retirarse.

George Orwell, 1984, Big Brother

En relación con la reescritura de la Historia, Orwell decía en su libro Mi Guerra Civil Española:

    Ya de joven me había fijado en que ningún periódico cuenta nunca con fidelidad cómo suceden las cosas, pero en España vi por primera vez noticias de prensa que no tenían ninguna relación con los hechos, ni siquiera la relación que se presupone en una mentira corriente. (...) En realidad vi que la historia se estaba escribiendo no desde el punto de vista de lo que había ocurrido, sino desde el punto de vista de lo que tenía que haber ocurrido según las distintas «líneas de partido». (...) Estas cosas me parecen aterradoras, porque me hacen creer que incluso la idea de verdad objetiva está desapareciendo del mundo. A fin de cuentas, es muy probable que estas mentiras, o en cualquier caso otras equivalentes, pasen a la historia. ¿Cómo se escribirá la historia de la Guerra Civil Española? (...) Sin embargo, es evidente que se escribirá una historia, la que sea, y cuando hayan muerto los que recuerden la guerra, se aceptará universalmente. Así que, a todos los efectos prácticos, la mentira se habrá convertido en verdad. (...) El objetivo tácito de esa argumentación es un mundo de pesadilla en el que el jefe, o la camarilla gobernante, controla no sólo el futuro sino también el pasado. Si el jefe dice de tal o cual acontecimiento que no ha sucedido, pues no ha sucedido; si dice que dos y dos son cinco, dos y dos serán cinco. Esta perspectiva me asusta mucho más que las bombas, y después de las experiencias de los últimos años no es una conjetura hecha a tontas y a locas.

¿No has leído el libro "1984" de George Orwell?

Diccionario Urbano

Estás en el chat y no te enteras de lo que escriben: que si lol, que si stfu, que si noob que si pro.

Urban Dictionary  para aprender el idioma de la neolegua chateril.
 
imao

La vida de los parados narrada por ellos mismos

Artículo perteneciente al número 125 de “Estudios” Revista Ecléctica. Valencia. Enero de 1934.

El Instituto de Economía Social de Varsovia, en diciembre de 1931, publicó un llamamiento dirigido a los obreros en paro forzoso, invitándoles a "describir los esfuerzos que han de realizar para obtener un pedazo de pan y a pintar su situación actual".

A pesar del corto plazo que se señalaba para la admisión de trabajos, el Instituto había recibido, en 15 de febrero de 1932, 774 respuestas, cifra que equivale a una respuesta por cada 400 parados inscritos en los registros de las Bolsas de Trabajo. El Instituto publicó un voluminoso tomo en el que estaban contenidas las 57 respuestas que se consideraron como más interesantes. La Revista Internacional del Trabajo publicó en su número de marzo de 1933, un informe de J. Rosner acerca de esta encuesta, que constituye un documento de primerísimo orden, no sólo en tomo a los parados polacos, sino también acerca de la psicología de los sin trabajo de todos los países. Nos limitaremos, ahora, a reproducir, en este estudio, los párrafos más esenciales que contiene dicho informe del señor Rosner.

En realidad, un análisis frío y científico de tales gritos de desesperación, de estas confesiones que casi siempre iluminan hechos dolorosos o pensamientos vergonzantes, parece algo desplazado. Así, nos limitaremos, en lo posible, a conceder la palabra a los propios parados, concretándonos a extraer de sus narraciones algunas ideas generales. El tema de las explicaciones varía considerablemente: ora se trata de biografías que abarcan la vida entera, desde la más tierna infancia, ora son narraciones detalladas que se refieren sólo al período de paro forzoso. Unos cuentan sus esfuerzos para obtener pan y trabajo; otros pintan la miseria de su vida personal o familiar; los más, en fin, aun haciendo conservar a sus cuartillas el carácter biográfico, desenvuelven teorías económicas o políticas destinadas a resolver los problemas ante los cuales les ha situado el paro forzoso.
El instante más dramático de estas existencias es el que se refiere a la pérdida del trabajo.
Las escenas de despido quedan para siempre grabadas en la memoria del parado, y no hay casi ninguna narración que omita describirlas. Cuando, en lo por venir, se estudien las (neurosis del paro forzoso), como ahora se están estudiando las de la guerra, los indagadores habrán de interesarse forzosamente y de una manera especial en el análisis de este momento, que representa la gran catástrofe del sin trabajo: el despido.

He ahí de qué manera uno de los afectados describe este acaecimiento:
-¡Bien!, ¡Ya nos han despedido!- Ahora hemos de preguntarnos: después de tan penosa noticia, queda todo en el estado anterior? Francamente, hemos de confesar que no. Quien se interese por estudiar la psicología del obrero apercibirá, después de tal escena, un cuadro de miseria. Una vez oídas las palabras del director, parecía que todo acababa de cambiar: los hombres, las máquinas; el mundo entero era distinto.
Los hombres caminaban sombríos, anegada la faz en una palidez mortal. Al cabo de un momento comenzaron a formar grupos y movían la cabeza con perplejidad.
Las máquinas, como si quisieran sofocar con su ruido aquel horrendo y angustioso pensamiento, roncaban continuamente y más fuerte que de ordinario, sonando a hueco. Así comienzan dos interminables semanas de extenuante vegetación.

Otra fase del drama se desarrolla en el hogar cuando el obrero comunica a los suyos la noticia de la pérdida del empleo. A partir de tal instante se inicia su nueva existencia. ¿De qué medios de subsistencia dispondrá de ahora en adelante?
El Instituto de Economía Social ha agrupado los informes contenidos a este respecto en las memorias aludidas, y ha llegado a las siguientes conclusiones:
La principal fuente de ingresos de una familia de parados parece ser las ocupaciones temporeras que se encuentran al azar: recados, reparaciones domiciliarias, fabricación de toda clase de artículos para venderlos por las calles, etc. Las mujeres prefieren lo que vulgarmente se llama «hacer faenas», los trabajos domésticos, etc. En realidad, todo período de paro forzoso transcurre entre esta clase de ocupaciones.
En segundo lugar están las subvenciones de algunos Institutos, socorros muy difíciles de obtener; para percibirlos precísase toda la perseverancia que es capaz de reunir un hombre. Los trabajos recopilados a que nos referimos están repletos de descripciones referentes a las gestiones reiteradas y penosas que hay que hacer, tanto desde el punto de vista físico como moral.
En tercer lugar concurren a mitigar la miseria de los parados los auxilios de los familiares y de las personas caritativas. Existen casos en los que lo mismo los amigos que los vecinos invitan al despedido a comer o cenar. Pero los parados saben por dolorosa experiencia que la miseria extrema crea la aversión, incluso entre los más allegados. Procuran, pues, disimular su verdadera situación durante tanto tiempo como les es posible. Ya que, mientras la familia o los vecinos no están al corriente del verdadero estado del individuo, éste puede proporcionarse, de vez en cuando, el gustazo de hacer una comida o una cena opípara. Pero, tan pronto como la miseria no puede ocultarse, el orgullo o la dignidad impiden al parado explotar esta vena. Así, se agota rápidamente, y, a menudo, en el instante mismo en que comenzaba a hacerse indispensable.
La busca del auxilio de los parientes y amigos se trueca fácilmente en mendicidad.
Más adelante nos ocuparemos de este asunto con mayor detenimiento al tratar de los parados mendicantes. Una fuente de ingresos, también importante para los parados, aunque limitada y pasajera, es la venta o el empeño de los muebles, enseres y prendas de uso personal. La aplicación rigurosa de la ley económica, conocida bajo la denominación de "utilidad marginal", obliga al obrero a desprenderse de objetos que, a veces, le son muy queridos, pero que no son tan indispensables para la vida como los alimentos y la calefacción.

A base de los informes e indicaciones que contiene la memoria del Instituto citado, ésta colocó en último término los recursos que provienen de los préstamos y Seguros contra el paro, al igual que los socorros de las organizaciones especialmente dedicadas al efecto, porque de entre 556 personas tan sólo 46, es decir, el 8%,mencionan semejante auxilio.

En efecto, gran número de obreros en paro forzoso no llenaron, a su debido tiempo, los requisitos indispensables para obtener los préstamos o el pago del Seguro y menos el socorro prescrito por la ley. De otro lado, tal auxilio tiene una duración limitada, en tanto que el paro se prolonga durante meses y aun años. Además de estas distintas formas de proporcionarse ingresos, el presupuesto del parado recurre a dos sistemas de crédito: el que le proporciona el comerciante y lo que paulatinamente va adeudando al propietario.

Pero también estos créditos son bastante limitados. El comerciante se entera muy pronto de que el cliente se halla sin trabajo y se niega a fiarle más las sumas que se debe por alquileres que van acumulándose, y, al fin, el obrero es expulsado de su vivienda. Es así como se transforma en vagabundo y su familia se entrega a la mendicidad.

Después de este rápido análisis del presupuesto del parado, volvamos a ocuparnos de su manera de vivir, según se desprende de lo que se cuenta en los datos biográficos que han dado origen a este resumen.

En la enorme mayoría de los casos, las primeras semanas de la vida de parado se caracterizan por una febril actividad en busca de trabajo. Los socorros del Seguro contra el paro forzoso, que el obrero percibe durante trece o dieciséis semanas, o las insignificantes economías que logró reunir, le permiten sostenerse a flote y no sumirse inmediatamente en la miseria. Por lo general conserva algún optimismo durante tan corto período. La experiencia de los despidos de otras veces, que iban seguidos de un nuevo contrato de trabajo, le incitan a buscar ocupación, primero, en aquella rama de la actividad profesional en que se sabe fuerte; luego, en otras, y finalmente, en todas. Veamos de qué manera uno de los más jóvenes participantes en este concurso traduce su estado de espíritu durante esa primera etapa.
-Mañana será otro día; un día en el que, acaso, encontraré trabajo. Cada día me agarro a este pensamiento como a una tabla de salvación. A veces me asalta la idea de que es lo único que me une a la vida, de que esta misteriosa fe en el mañana me traerá, como una buena nueva, el trabajo. ¡El trabajo! Quiero trabajar. Esta voluntad laboriosa es lo único que poseo, y es tan absolutamente lo único, que me parece curiosísimo cuando me detengo a reflexionar acerca de ello. Me estoy paseando por sobre un abismo cubierto tan sólo de débiles y finas tarimas. Estas maderas son mi fe en el mañana. Y es que el mañana crea una ilusión de mejoramiento. Hoy me hallo sumido en la miseria ; pero, ¿y mañana? Mañana puedo encontrar trabajo. ¿Cómo puedo? Mañana debo encontrar trabajo, he de poder comer según las exigencias de mi hambre. Y, asimismo, deben poderlo mi padre, mi madre y mis hermanos. Arrojo de mí el pensamiento de que llegará un día en que ya no podré saltar de la cama, salir a la calle y recorrer febrilmente las columnas de anuncios de los periódicos matutinos; que no podré descender a los barrios fabriles acechando escaparates y puertas en busca del anuncio: "Falta operario". Si algo hay en mí que se mantenga joven es eso solamente.-

El mismo obrero describe a sus camaradas cuando deambulan por las calles, un paso peculiar, un caminar sin fin, una mirada errante. Acuden temprano a los transparentes de los periódicos y a las listas de la Bolsa de Trabajo. Devoran con los ojos las columnas impresas con caracteres diminutos. Absorben las direcciones hasta que el cerebro las asimila... y corren ansiosos de llegar primero. Deben correr. Les va en ello la existencia.
Pero, a menudo, la búsqueda de un empleo (el más penoso de todos los trabajos puesto que es gratuito) no da resultado alguno.
 
Esta primera fase de una actividad febril va seguida, entonces, de un estado de pesimismo que, luego, se convierte en apatía. Paralelamente al agotamiento físico, que esla resultante de una falta de alimentación progresiva, se apodera del parado una depresión psíquica, porque comprueba la inutilidad de sus esfuerzos por hallar una ocupación duradera. A menudo, los obreros en paro forzoso experimentan una a modo de vergüenza por su situación; se consideran como seres de quienes nadie necesita. Su falta de trabajo les parece un signo evidente de inferioridad en este mundo, en el que el trabajo es la única riqueza y el exclusivo medio de asegurarse un lugar honrado en la sociedad ; se sienten, a veces, como el campesino del medievo debió sentirse ante los nobles.

-Los amigos de antes y los conocidos de otros tiempos —dice uno de los parados— no me demuestran el mismo afecto ; me tienden la mano con indiferencia, no me ofrecen ya cigarrillos, y su mirada parece decirme: -*No eres digno porque no trabajas*-.

Se ha hablado a menudo de la pereza voluntaria de los obreros que se sienten satisfechos de poder cobrar su pensión de parados sin trabajar. Los relatos de aquellos de entre los mismos que concurrieron al concurso, son una prueba fehaciente de la falsedad de tal alegato. Los obreros parados no acuden alegremente a cobrar esos auxilios o cualquier otro que les otorgue el Poder público. Y si lo aceptan, es porque se ven constreñidos a ello para no morir de hambre; pero al cobro de tales pensiones prefieren un trabajo cualquiera, por penoso y duro que sea.

Las narraciones de los parados, que permiten abarcar en lo vivo todo el proceso de degradación física y moral. a que lanza el paro forzoso a la clase obrera, evocan, asimismo, todos los peligros que presentan una formidable masa de parados para las condiciones de trabajo de los propios obreros. Allí donde no hay Sindicatos fuertes y compactos, los obreros se hallan siempre dispuestos a aceptar trabajo en no importa qué condiciones. Casi siempre las huelgas que se declaran, fracasan. Uno de los parados describe una huelga de obreros a los cuales no se les pagaba con regularidad los jornales. Estos obreros se habían agrupado ante la puerta de la fábrica y no permitían la entrada a nadie. Al cabo de algunos días corrió el rumor de que algunos de ellos habían entrado al trabajo saltando por la tapia. Diéronse gritos con objeto de obligar a salir a los "esquiroles" e incluso se eligió una Comisión para invitarles a hacerlo. Pero otros protestan, temerosos de que los delegados aprovechen la ocasión para sumarse al trabajo.
Entonces se acuerda que nadie entre. Pero pronto el grupo de huelguistas comienza a disminuir hasta que, pasadas unas horas, todos están ya frente a sus máquinas.

Y ¿ qué decir de lo que acontece en el hogar? Temprano o tarde, todo parado cae en la más extrema miseria, ya sea por unos meses, ya durante años. Poco a poco desaparecen los muebles y las habitaciones están vacías, sin luz por las noches, y los vestidos se transforman en harapos. Uno de los que han vivido esta situación describió una vivienda habitada por una familia de cuatro personas, dos de ellas niños menores...
-Viven todos de lo que gana el padre fabricando persianas de caña, que vende enseguida por las casas al mayor precio posible, pero a veces muy barato, porque lo esencial es vender. Durante la semana expende de quince a veinte piezas y viven de la ganancia que esto reporta. Su existencia es tan mísera, que apenas puede comprenderse cómo se sostienen en pie. Desayunan alrededor de las once de la mañana y como plato fuerte toman una sopa de pan de cebada con aceite o sebo y algunas patatas. El pan blanco lo prueban tan sólo una o dos veces por semana. La comida tiene lugar de cuatro a cinco de la tarde y se compone del mismo "menú!". Esta es su vida de cada día y de todo el año. No hay fiestas para ellos, ni domingos, ni nada; y no puede haberlos, puesto que todos los días comen lo mismo.
Son las seis de la tarde. La habitación en que vegetan está a oscuras; todos duermen.
Pero no, no duermen ; están acostados para ahorrar la luz, y, aunque nadie habla, todos se hallan despiertos. Cada uno de ellos tiene una preocupación; a cada uno le atormenta un sufrimiento, le devora un malestar..., pero no duermen, porque no pueden. Y llega la noche, silenciosa como la tumba, interminable como la eternidad. Y tampoco duermen, porque sopla el frío y les corroe el hambre.
En un rincón del cuarto, un hombre permanece encorvado trabajando día y noche, aspira el aire enrarecido con el pecho hundido, y el sudor humedece, a pesar del frío, su frente. Es el padre de familia que trabaja, trabaja, para terminar cuanto antes todas las persianas y salir, para gritar de casa en casa: -¿Faltan persianas?. La habitación está helada porque no pueden encender fuego... Tan sólo algunos días hacen arder el carbón que el niño mayor recoge por las calles, del que cae de los carros de transporte o de los capazos del carbonero...-
 
He aquí otra escena del mismo tenor: -Un día, mi madre nos coció las pocas patatas que quedaban con la piel y todo. De repente alguien llamó a la puerta. Abrió mimadre y se nos presentó un mendigo que pedía limosna. Le enseñamos las patatas, explicándole que no nos quedaba más que aquello para comer. Y el mendigo se apiadó de nosotros..., sacó del zurrón todo el pan que llevaba, algunos terrones de azúcar y algún que otro pedazo de salchichón, lo dejó sobre la mesa y salió sin pronunciar palabra. Y mi madre lloró largamente, amargamente.-

No es, pues, extraño que, con semejante régimen, las fuerzas disminuyan rápidamente. Los hábitos se truecan en costumbres y los parados permanecen cada vez más en su casa. En invierno, cuando el frío aprieta de veras en la calle y en el interior del hogar, los parados y sus familias procuran dormir lo más posible y pasan la mayor parte del tiempo en la cama. Inevitablemente, tal situación ejerce una nefasta influencia en la vida familiar. La convivencia de varias personas en una misma habitación en la que al poco tiempo empiezan a faltar los muebles y no hay dónde sentarse, dónde comer o dónde dormir; en donde cada vez hay menos comida a repartir y la atmósfera se va haciendo deprimente y desesperante, todo contribuye a desencadenar constantes altercados. -Donde hay miseria entra la discordia...- Este es un refrán acertado que inventó una muchacha en paro forzoso y que cita en su informe. Se acentúa la disolución de la familia y se abre el camino al vagabundaje y a la prostitución.

Las primeras víctimas del paro forzoso son los niños. Los niños de los parados, naturalmente. Tan importante tema forma un capítulo aparte en la descripción de la miseria de los sin trabajo. No hay relato alguno en el que no se pinte la desesperada y tenaz lucha de los padres para poder llevar pan a sus pequeños, los sacrificios que han de hacer para salvarles. Véase a este respecto un cuadro por demás emocionante:
No sólo los adultos, los que tenemos hijos y nos sentimos padres, cargados de deberes, no apreciamos ya más la belleza de la primavera, sino que también nuestros hijos se muestran indiferentes a la pulsación de la vida primaveral. Como hay mucho rencor y tristeza en la vida de nuestros hijos, nosotros, los padres, procuramos ocultar a su vista todo infortunio; queremos permitirles que sean niños; tratamos incluso de mostramos alegres para infundirles jovialidad. Pero es en vano. El niño que tiene hambre y frío adivina en nosotros esa alegría ficticia y no la absorbe, porque jamás ha sido niño. Desde su más tierna edad ve lágrimas, preocupaciones y tormentos en el rostro de sus padres. E1 hijo del sin trabajo es un niño en apariencia tan sólo. Está pálido, enfermizo, esmirriado y esquelético. Bajo su cráneo escóndense no pocas experiencias tristes y dolorosas, mucho desespero, dolor y sufrimientos. Jamás está despreocupado ni alegre. Son niños por su aspecto externo, pero sus actos no son infantiles: son de anciano. A1 comiezo de nuestra miseria, los niños lloraban cuando querían comer. Caminaban por la habitación gimiendo y empujándose, lo cual provocaba todavía más llanto y tribulación. Queriendo castigarles, la madre les golpeaba ciegamente, en medio de las tinieblas, porque, casi siempre, por la noche quedábamos sin luz. Pero cuando les oía llorar más fuerte, sollozaba ella también. Se sentaba sobre las baldosas y abrazaba a sus hijos que se apretujaban contra su pecho... y, entonces, durante largo tiempo, los cuatro derramaban copiosas y cálidas lágrimas. Luego cesaron de llorar. Y hanse puesto monótonos y silenciosos. Sus rostros están como esculpidos en mármol, con sus grandes ojos muy abiertos en una expresión continua de horror. Puede leerse mucha, mucha tristeza en la mirada de esos niños; desde hace mucho tiempo ninguna sonrisa ha desplegado esas caras, de las que ha desaparecido toda alegría, ahuyentada por el hambre y el paro forzoso.
-He aquí cómo son nuestros hijos, los hijos de los obreros sin trabajo.-
Pero hay, asimismo, descripciones de escenas brutales: Lo más difícil para una madre es la distribución de las patatas cocidas a los niños indisciplinados. Cada uno se cree lesionado en sus derechos y quiere reivindicarlos. Y no creáis que una querella de niños sea cosa de risa. A menudo se convierte en una verdadera y seria batalla. En tales casos jamás la pelea se desarrolla a puñetazos, puesto que todos se sienten débiles y vacilantes como una sombra. Cogen cuchillos, tijeras, pedazos de hierro y los lanzan contra los demás con toda la fuerza de que son capaces. Y ¿por qué ? Tan sólo por la posesión de unas patatas podridas.

Esta vida miserable, caracterizada por los sufrimientos morales y la inactividad, por las humillaciones constantes, por el hambre y el frío, produce efectos dispares entre los parados. Cada uno de ellos reacciona de manera distinta. Recorriendo las narraciones autobiográficas contenidas en las Memorias de los parados, se distinguen dos tipos psicológicos esenciales entre los sin trabajo.

En primer lugar está el grupo, numéricamente el más importante, de personas que todavía no han perdido la esperanza de hallar un nuevo empleo y la fe en poder mejorar su situación social ante la crisis. Todas han reducido enormemente su nivel de vida y se sostienen merced a trabajos temporeros y a algunos auxilios externos: pensiones auxilios en especie que les proporcionan las Instituciones de socorro a los parados. Entre esta categoría de individuos la mayoría son resignados, sobre todo cuando se trata de obreros ya entrados en años. Pero aquellos jóvenes que se hallan incluidos en tal división, proclaman casi siempre, más o menos abiertamente, su espíritu de rebelión contra el orden económico y social existente. Son, por lo general, individuos imbuidos de un espíritu socialista: su actitud frente a los problemas de la vida está siempre caracterizada por la reflexión y la crítica. Pero, prácticamente, no se salen del límite que se habían trazado en su vida anterior.

El segundo grupo lo componen los "desplazados". Después de realizar esfuerzos más o menos prolongados para conservar su rango social, decídense a abandonar el medio en que vivían ; los varones se hacen vagabundos, mendigos, ladrones o bandidos; las mujeres se prostituyen. Es natural que tales gentes no figuren entre los participantes al concurso. No obstante, los relatos de otros parados los mencionan. No resulta factible trazar una línea divisoria neta entre estas dos categorías, ya que se ha comprobado existen fluctuaciones constantes entre ellas. Particularmente la mendicidad y el robo hállanse a menudo también entre las personas del primer grupo, y, otras veces, los "desplazados" se deciden a ejecutar un trabajo temporero.

Hemos dicho que las ideas críticas se manifiestan sobre todo en el grupo primero.
Esos obreros sin trabajo sufien tanto por las privaciones como por las humillaciones constantes de que son víctimas. Los más débiles ven enemigos en las personas de quienes depende directamente su suerte: el patrono, el propietario del inmueble, el funcionario de la oficina de colocaciones o el de la de socorros, etc. Pero aquellos de entre los mismos que poseen cierta cultura y han llegado a comprender la complejidad de la vida social, formulan críticas mucho más generales a base de su experiencia personal; hablan de la política del Estado, de los problemas políticos y económicos internacionales, de la distribución de las riquezas, del estado de espíritu de la clase obrera, etc.

No nos es posible, en tan corto espacio, citar todos los razonamientos, a veces ingenuos y simplistas, algunas veces repetidos por haberlos oído a otras personas o en mítines obreros o por leerlos en periódicos, pero algunas veces también, reflexionados y lógicos.

Nos limitaremos a dar uno o dos ejemplos:
-Con semejante régimen se justifica el bandidaje, ya que el crimen proviene de la organización social, no del carácter humano. Bajo ese régimen no vivimos en sociedad. Entonces, ¿a qué viene la sociedad?, ¿Para que unos mueran de hambre y se sumerjan en la miseria, en tanto otros engordan en un exceso de riquezas? Para esto no necesito la sociedad. Puedo fallecer de hambre y revolcarme en la miseria lo mismo sin sociedad, puesto que ésta existe para que mutuamente nos facilitemos la vida y para evitar la explotación y la opresión. Bajo semejante régimen, los hijos de los obreros no pueden siquiera disfrutar de escuelas gratuitas. Bajo el régimen capitalista, la humanidad se empobrece, no sólo material sino también moralmente. Acá y allá campea una completa degeneración. El régimen capitalista ha fracasado. ¿Y luego?
Mientras el régimen se considera necesario, se le sostiene; cuando ya no es necesario, se le tolera; pero cuando comienza a ser molesto, se le destruye. Al lado de esos rebeldes existen hombres a quienes la miseria física y los sufrimientos morales han destrozado. He aquí un ejemplo de ésos:
-La vida me ha hecho perezoso. A veces me entran ganas de arrojar el sombrero a lo pies del mundo e implorar con humildad: ¡Compradme!, ¿Compradme! Quiero serviros más fielmente que el tío Tom. Llevaré en mis espaldas las piedras para la construcción de vuestros palacios. Roturaré vuestros campos, pero permitidme dormir y vestirme. ¡Oh!, también puedo vivir desnudo, no importa; lo esencial es comer.
-Y añade:
-Entonces me abrasa la vergüenza... ¿La vergüenza?, ¿Qué es la vergüenza?, ¿Acaso un paria como yo puede sentir la vergüenza?-

Nada, pues, de extraño que no haya narración alguna que no contenga ideas macabras acerca del suicidio y aun de crímenes. Hemos procurado, por medio de breves extractos y en algunas frases sintéticas, evocar la impresión que se desprende de las Memorias de los parados.

Es natural que dicha impresión sea triste y deprimente. El vagabundaje, la mendicidad y el robo; el asesinato y el suicidio: tales son los caminos hacia los que el paro impele a sus víctimas.

A pesar de un sistema de Seguro contra el paro forzoso y de los grandes esfuerzos de la colectividad y el Estado, la vida de los parados hállase envuelta en una atmósfera de terrible miseria y de desesperación. Esas, miseria y desesperación, las hallaríamos, seguramente, en cada país afectado por el paro forzoso, y tal vez sería útil que en otras naciones, organismos semejantes al Instituto de Economía Social polaco, emprendiesen encuestas análogas.



No obstante, a pesar de tan deprimente atmósfera, a despecho de los trágicos relatos, la lectura del libro nos deja la impresión de que hay una enorme fuerza moral que detiene a esos hombres al borde del abismo. Cuanto más leemos nos damos mejor cuenta de que esta fuerza es un amor inmenso al trabajo, amor que aquí se transforma en apoteosis del trabajo perdido (y casi nos atreveríamos a decir del paraíso perdido), tan profunda es esa adoración al trabajo.
Tal es el leit motiv de todas las Memorias: -Nada queda por decir; todo se ha hecho diminuto e insignificante, inútil. Tan sólo tiene valor lo que proporciona trabajo...Ya que, vive Dios, ¿qué puede desear y pedir un obrero, sino trabajo?, ¿Y por qué no puede obtenerlo?, ¿Por qué esas fuerzas sobrenaturales o la maldad y el odio humanos impiden que el obrero aproveche los beneficios del trabajo? ¿Por qué?...¡Oh ! ¿Cuándo terminarán esos sufrimientos?, ¿Cuándo dejaremos, por fin, de ser miserables, todos los que tenemos brazos fuertes y vigorosos para el trabajo, con lo cual podríamos vivir como hombres?, ¿Cuándo oiremos de nuevo silbar las sirenas de las fábricas para anunciarnos que hay trabajo?, ¿Cuándo llegará esto, cuándo? ¡Oh, trabajo, trabajo! ¡Bendito trabajo!-
* * *
No compartimos íntegramente la opinión que J. Rosner expresa en la conclusión de su artículo, innegablemente interesantísimo. El "amor al trabajo perdido", es decir, esta obsesión del trabajo que decora toda la vida de un hombre y al hombre mismo, nos parece una de las consecuencias lógicas del paro forzoso. Es la forma exasperada de la"abnegación de sí mismo".

Artículo perteneciente al número 125 de “Estudios” Revista Ecléctica. Valencia. Enero de 1934.

Documental: The Century of the Self

El Siglo del Individualismo es un documental británico realizado en 2002 por Adam Curtis que se centra en cómo el trabajo de Sigmund Freud, Anna Freud y Edward Bernays han influenciado en las corporaciones y gobiernos para poder analizar y controlar a las personas a través de la psicología de masas y la creación de la sociedad de consumo.
Los cuatro episodios de los que consta los podréis ver en vimeo, abajo os dejo los enlaces
1-Máquinas de felicidad: https://vimeo.com/17879192
2-La ingeniería del consentimiento: https://vimeo.com/17672203
3-Un policía en nuestras cabezas que debe ser destruido: https://vimeo.com/44471053
4-8 personas brindando: https://vimeo.com/44473385

Aldous Huxley: Las dictaduras tecnológicas futuras

Entrevista en televisión a Aldous Huxley del año 1958.
En un momento de la misma afirma:
"El precio de la libertad es la eterna vigilancia"
 Yo en mi humilde asombro agrego:
¡¡Ostia Puta Mandarina!!

El modelo de los ocho circuitos, Timothy Leary: El Trip de la Muerte

Título de un libro que me encontró en una librería de segunda mano, escrito por Timothy Leary.

Portada y contraportada del libro en cuestión
He aquí un breve extracto a efectos de reseña:

El modelo de los Ocho Circuitos

 

La teoría Leary gira en tormo a la idea de mutación. Yo creo que la evolución es un deporte de equipo. La teoría de los Ocho Circuitos y Venticuatro Etapas de Leary pretende retratar todo el proceso evolutivo y el lugar que nos corresponde dentro del mismo como especie, como individuos, en términos de nuestro bagaje generacional y cultural y en términos de las etapas tecnológicas de nuestra cultura.
      Según dicha teoría de acuerdo con el plan del DNA la especie humana debe pasar por ocho circuitos evolutivos, cuatro de ellos en un nivel "terrestre primitivo" y otros cuatro en un nivel "posterrestre postmoderno". Dentro de de cada uno de estos ocho circuitos, hay tres etapas. La primera de ellas, en cada circulo, es la etapa receptiva; esto supone la recepción pasiva de una grabación en este circuito de la evolución. La segunda etapa es integrativa. Y la tercera implica el proceso de  exteriorización, la transmisión de señales en este circuito de la evolución.
      Estas tres funciones se basan en la estructura de la sinapsis.
El receptor (R) recibe en primer lugar la señal, a continuación el núcleo la integra, y entonces el efector (E) la transmite hacia los nervios, músculos, o glándulas apropiados.
     A continuación tenéis una breve exposición de los Ocho Circuitos y Veinticuatro etapas. Sabed que el escritor de ciencia-ficción Robert Anton Wilson ha definido, descrito y defendido este modelo de una forma mucho más clara que yo. Sugiero que corráis a comprar todos sus libros y muy especialmente Cosic Triggers: The Final Secrets of the Illuminati, The Illuminati Papers, y Prometeus Rising.
     Es importante entender que no dejas atrás los circuitos anteriores cuando, en el curso de tu evolución, ingresas en el siguiente. Te conviertes en el receptor de una grabación que congela tu actitud y aptitud en esta etapa, en el momento en que eres receptivo para esta determinada grabación (por lo menos en lo que se refiere a los "circuitos primitivos terrestres"). Las grabaciones únicamente pueden ser  cambiadas mediante shocks que las anulan y permiten que otras nuevas sean grabadas en su lugar. Esto se puede conseguir mediante aislamiento; enfermedad; años de práctica yóguica, tácticas de choque estilo Crowley, Gurdjieff o Erhard, y sesiones en las que se ingieren dosis altas de drogas psicodelicas, con el concurso de un  guía lúcido.

Los cuatro circuitos "terrestres primitivos"

 

    Primer circuito: Biosupervivencia

 

     Primera etapa. Biosupervivencia, la etapa receptiva pasiva. Nivel evolutivo: inteligencia ameboide. Nivel evolutivo individual: lactante. Droga que se activa en este circuito: opiáceos.

     Segunda etapa. Biosupervivencia, la etapa inegrativa. Nivel evolutivo: pez. Nivel evolutivo individual: lactante. Los lactantes humanos son individuos semimovientes, semejantes a los peces que se sienten atraídos, o repelidos, por los objetos que quieren, o no quieren, llevarse a la boca; también descubren que pueden controlar el mundo exterior mediante el llanto. Drogas: opiáceos.

     Tercera etapa. Biosupervivencia, en su etapa activa transmisiva. Nivel evolutivo: el anfibio aficionado al oxígeno se arrastra por la orilla. Nivel individual evolutivo: a los seis meses, el niño comienza a gatear. Droga: opiáceos.


    Segundo circuito: Emocional

 

     Cuarta etapa. Emocional, en su etapa pasiva receptiva. Nivel evolutivo: animalillos -conejos, roedores, comadrejas, abogados-. Nivel evolutivo individual: al año de edad, el niño comienza a ir de aquí para allá sobre ambas piernas, echando mano de todo cuanto ve. Droga: alcohol.

     Quinta etapa. Emocional, en su etapa integrativa. Nivel evolutivo: leones, tigres y osos -y políticos de poco nivel-. Nivel evolutivo individual: los terribles uno y dos años de edad, el mocoso territorial. El niño define su territorio -"Mi habitación, mi juguete, mi mamá"-.Droga: alcohol.

     Sexta etapa. Emocional en su etapa activa transmisiva. Nivel evolutivo: mono. Nivel evolutivo individual: los tres años de edad, el presumido. El niño comienza a dominar gestos,carisma intuitivo, el lenguaje corporal de poder o la timidez. Éste es el nivel que dominan los jefes importantes y los dictadores. "Sólo soy un hombre-mono y espero que tú seas también una mujer-monaaaaa". Droga: alcohol.

    Tercer circuito: Laringe/manipulativo

 

     Séptima etapa. Laringe/Manipulativa, en su etapa pasiva receptiva. Nivel evolutivo: Humano paleolítico. Utiliza los símbolos de forma rutinaria. Cazador-recolector. Nivel individual de evolución: de los cuatro a los seis años de edad. El niño aprende a representar las realidades básicas mediante el lenguaje, escrito, hablado, o mediante signos. Todo se reduce a repetir lo que te han dicho. Hasta las generaciones recientes, la mayoría de los humanos nunca trascendió esta etapa. Droga: estimulantes.

     Octava etapa. Laringe/Manipulativa, en su etapa integrativa. Nivel evolutivo: neolítico. El descubrimiento del fuego, la manufactura de las primeras herramientas. Nivel evolutivo individual: de los seis a los ocho años de edad. El niño aprende a utilizar las palabras como herramientas, a ordenarlas lógicamente e incluso a inventar nuevas combinaciones. ¡Vale! Ya estás preparado para ser un editor. Droga: estimulantes.

     Novena etapa. Laringe/Manipulativa, en su etapa activa transmisiva. Nivel evolutivo: tribal, división del trabajo, invención del dinero como medio de intercambio, colaboración. Nivel individual evolutivo: a los diez a los doce años enrollarse con quinquis. Alistándose a los boy scouts, o en el ejército. Intentando conseguir status siendo listo (pero no neciamente intelectual). Droga: estimulantes.

     Cuarto circuito: Domesticación Sexual

 

      Décima etapa. Domesticación sexual, etapa pasiva receptiva. Nivel evolutivo: monoteístico, sociedades-colmena feudales, basadas en la familia y sus papeles sexuales. Nivel evolutivo individual: ¡ADOLESCENTE! Chico, éste es el cambio más importante que te ha ocurrido desde que naciste. Tu cuerpo se transforma y las hormonas se vuelven locas. Te obsesiona tu identidad. Eres romántico intenso, caprichoso, emotivo, cruel y rebelde y sin embargo, vas integrándote en tu futuro papel de adulto civilizado. Te ríes de los adultos. Nunca dejes de hacerlo. (Hemos apoyado conscientemente una cultura popular deliciosamente adolescente, que hace posible que los individuos se queden en este nivel, o se salten alegremente las dos aburridas etapas siguientes de socialización, ingresando directamente en los "circuitos posterrestres, postmodernos" que empiezan en la decimotercera etapa). Droga: la que sea.

     Onceava etapa. Domesticación sexual, etapa inegrativa. Nivel evolutivo: la sociedad cuyo centro es la familia, conformista, burguesa. Nivel evolutivo individual: adulto. Se acabó la broma. Tranquilízate. Encuentra un trabajo. Compra una casa. Adáptate. Droga: "diga siempre no", Prozac, calmantes, televisión.

     Doceava etapa. Domesticación sexual, etapa activa transmisiva. Nivel evolutivo: socialización burocrática colectivizada. La seguridad del grupo -totalitarismo-. Nivel individual: ciudadano de edad avanzada. Vulnerable y asustado, necesita que lo cuiden. Por suerte, nuestra subersión cultural popular ha influenciado a muchas de nuestras personas de edad. Ahora existe una minoría importante de abuelos hedonistas que se las componen para gozar de su liberación de la exclavitud del salario para relajarse, viajar, estudiando en la universidad tan sólo porque es interesante y corriendo tantas aventuras como pueden. Por desgracia, aunque un número de individuos bastante importante están dando un sentido nuevo a los últimos años de sus vidas, nuestra sociedad se hunde cada vez más hondo en este nivel evolutivo de fascismo timorato, pendiente de la seguridad. Esto sucede, naturalmente, porque el futuro caótico, salvaje y posterrestre que traen las doce etapas siguientes se atisba ya -sobre todo a través de los medios de comunicación y su tecnología-. Y da miedo. Droga: "diga siempre no", Prozac, calmantes, televisión. 


Los cuatro circuitos cibercuturales, postcolmenares, postmodernos, posterrestres (1960 - siglo XXI)

 

     Quinto circuito: Neurosomático

 

     Decimotercera etapa. Neurosomática, en su etapa integrativa. Nivel evolutivo: progres, beatniks, hippies, hedonistas, playboys y playgirls. Nivel evolutivo individual: holgazán. Artista indolente, comodón, pasivamente hip. Ya has superado los circuitos de culpabilidad doméstica y todavía puedes reírte de los adultos. Pero eres pasivo y no consigues poner en orden tu vida. Droga: marihuana.

     Decimocuarta etapa. Neurosomática, en la etapa integrativa. Nivel evolutivo: progres aficionados al yoga, artista hippies exitosos, sanadores satisfechos. Nivel individual evolutivo: artista hedonista. Cuanto practican las artes corporales, como el yoga, las artes marciales, bailarines, músicos, pintores. Con mala pata, puedes convertirte en un engreído que todo lo hace bien, un gilipollas de la Nueva Era. Droga:Extasis, dosis bajas de psicodelicos (psiclocybina, LSD, mescalina).

     Decimoquinta etapa. Neurosomática, en la etapa activa transmisiva. Nivel evolutivo: agrupaciones temporales de individuos autónomos que forman comunas, bandas musicales, hermandades estetizantes. Su lado oscuro, los cultos cósmicos chiflados. Nivel individual evolutivo: puedes unir tu cerebro cósmico y tu cuerpo ávido de placer con otro, u otros, de parecidas tendencias. Drogas: psicodélicas (psiclocybina, LSD, mescalina).


     Sexto circuito: Neuroeléctrico

 

      Decimosexta etapa. Neuroeléctrica, en su etapa pasiva receptiva. Nivel evolutivo: la relatividad einsteniana. Medios electrónicos de comunicación basados en la realidad cuántica. Consumo descontrolado de los medios de comunicación. Nivel evolutivo individual: acid head, postmoderno. Todo lo real es para ti relativo. Cualquier cosa sólida se evapora en el aire. Todo consiste en un baile de electrones y basta. You're jumping jack flash, it's a gas gas gas. Pero no puedes hacer nada con tanta lucidez, sólo pasártelo bomba. Droga: dosis importantes de psicodelicos (LSD, psilocybina, etc.).

     Decimoséptima etapa. Neuroeléctrica, en su etapa integrativa. Nivel evolutivo: utilización creativa de las tecnologías basadas en los medios de comunicación cuántico/electrónicos. La generación de los medios domésticos de comunicación conectada. Nivel evolutivo individual: hacker, inventor, cientifico de física cuántica, artista en el campo de los medios de comunicación. Droga: dosis elevadas de psicodelicos (LSD, psilocybina, etc.).

     Decimoctava etapa. Neuroeléctrica, etapa activa transmisiva. Nivel evolutivo: comunidades en la red, reuniones a nivel mundial, con el concurso de la tecnología de los medios de comunicación, zonas temporalmente autónomos del ciberespacio, colonias espaciales. Nivel evolutivo individual: maestro en sexualidad tántrica, practicante de psiónica (comunión psíquica), chamán de la aldea global, maestro en la Web, organizador de sucesos cósmicos. Droga: dosis importantes de psicodelicos (LSD, psilocybina, etc.).
      No está de más decir aquí que la mayoría de adeptos a las drogas psicodelicas hablan de experiencias psíquicas que no pueden descartarse tan fácilmente. ¿Sabes aquélla en la que tú y un íntimo amigo estáis echados, cerebro a cerebro y tú estás comiéndote el coco sobre algo, como por ejemplo si Timothy Leary y R.U. Sirius trabajan para la CIA y de repente sabes que tu colega está pensando exactamente lo mismo? Habláis de ello y os dais cuenta de que estáis exactamente en el mismo espacio, ordenando las asociaciones entre Leary, Sirius, Tony el Tigre, Bill Clinton, Larry Flynt, Jack Parsons, Pamela Anderson, un medio-gato medio-dinosaurio que escupe electrones mientras patina por tu cerebro sobre ruedas de fuego, con una lengua hecha de estropajo y gusanos y tu casero! Y muchos más todavía, estando bajo el efecto de un psicodelico, habéis descubierto cosas relativas al a vida de otras personas, que no hubierais podido saber de otro modo y resultaron ciertas. Algunos de vosotros pescasteis alguna idea genial del éter ácido, que luego resultó sumamente valiosa, desde programas de software a la idea  de crear un espacio televisivo irreverente para gente aburrida llamado Saturday Night Live. Esto es lo que llaman "pruebas anecdóticas". Pero resulta, Mr Jones, que este es un mundo anecdótico.



     Séptimo circuito: Neurogenético

 

     Decimonovena etapa. Neurogenética, en la etapa pasiva receptiva. Nivel evolutivo: comprensión de la genética, el proyecto Genoma Humano, la sociobiología, esta teoría. Nivel evolutivo individual: conciencia de la influencia de la genética en la individualización. Sintonización con el código del DNA. Droga: dosis elevadas de LSD.

      Vigésima etapa. Neurogenética en la fase integrativa. Nivel evolutivo: la época de la ingeniería genética plenamente desarrollada (2000-2010). Nivel evolutivo individual: ingeniero genético, científico pagano que trabaja en armonía con la Red Gaiana de la vida. (Decir genética es decir adoración de la naturaleza. ¡Basta de peleas!). Droga: dosis elevadas de LSD.

     Vigesimoprimera etapa. Neurogenética, en la fase activa transmisiva. Nivel evolutivo: los magos genéticos actualizados se conectan para recrearse a sí mismos, dando lugar a nuevas formas biológicas, cyborgs y formas de vida postbiológicas (¿2012?). Si no ha sucedido ya antes, a estas alturas deberíamos  estar enjambrando, más allá de la esfera gravitacional de la Cárcel Tierra y convirtiéndonos en ciudadanos de la galaxia. Nivel evolutivo individual: artista de la evolución, creador de especies. Formas superiores de fusión técnologica con otro(s). Droga: dosis elevadas de LSD.


     Octavo circuito: Neuratómico

 

     Vigesimosegunda etapa. Neuroatómica, en la fase pasiva receptiva. Nivel evolutivo: consumo descontrolado de la realidad cuántica y la nanotecnología, en un entorno postgravitacional. Nivel evolutivo individual: sumamente especulativo, probablemente vida postbiológica  bajo el aspecto de patrones de información. Droga: DMT, dosis elevadas de ketamina.

    Vigesimotercera etapa. Neuroatómica, en su fase integrativa. Nivel evolutivo: fusión nuclear, combinada con mecánica gravitacional. La singularidad predicha por el escritor de ciencia-ficción Vernor Vinge, más allá de la cual no podemos comprender ya nuestros yos posthumanos. ¡Podríamos estar emigrando hacia la central galáctica! Acaso nos hayamos convertido en quarks. Quizás estemos viajando en el tiempo. Nivel evolutivo individual: más allá de nuestra capacidad de comprensión. Droga: DMT, dosis elevadas de ketamina, Salvia Divinorum.

     Vigesimocuarta etapa. Neuroatómica, en su fase activa transmitiva. Fase evolutiva: fusión total con todo lo existente. Interpretación alternativa-muerte. Droga: DMT, dosis elevadas de ketamina, Salvia Divinorum.

 Addendum a los ocho circuitos, por R.U. Sirius


Leary concibió la teoría de los Ocho Circuitos a mediados de los años setenta, cuando todavía se hallaba en la cárcel. En sus últimos años, no habló mucho de ella. Creo que, al hacerse un adepto del "caos", quiso desentenderse de tan ordenada maqueta. Después de todo, ¿acaso alguno de nosotros ha vivido vidas perfectas, tranquilas, Sexto incluido, psicodelicas, yóguicas? ¿No será que de vez en cuando nos hemos emborrachado y caído, intentando volvernos unos engreídos del Circuito segundo/sexta Etapa, mientras íbamos tras mujeres fatales del Circuito cuatro/Décima etapa? Pero cuando pienso en ello, quedo impresionado, en especial por la exactitud con que la evolución de la tecnocultura, a partir de los años sesenta, se adapta a sus predicciones.